El ajedrez del mensajero se practica en un tablero de ocho por doce con la casilla blanca en la derecha. Las piezas son en parte como las nuestras pero incluyen un variado elenco de piezas adicionales y vestigios medievales. El rey (König) se mueve como el nuestro pero comienza la partida en una casilla de su color y no existe la jugada del enroque. También hay la figura del caballo y la torre. Hasta aquí todo normal, pero cerca del rey está el Rath o Mann, consejero o secuaz, de movimientos calcados al rey pero comible en cualquier momento. También hay una dama, de movimentos idénticos a la alferza medieval, no la dama moderna. Se la conocía como Schleich (confidente o soplón) o Trülle, y a veces aparecía como un bufón, moviéndose un escaque en línea recta, es decir, sin movimientos diagonales. También había el mensajero, Kurier o Läufer, el corredor, el cual ha dado su nombre al alfil en alemán. Éste se mueve igual que el alfil moderno. Otra pieza es el Schütze, a veces apodado "hombre viejo" o "arquero" que equivaldría al alfil medieval, de movimientos diagonales saltando una casilla.
Los peones aparecen en la segunda fila de cada bando. Los peones se movían de forma parecida a la nuestra pero en la salida estaba bastante predeterminado qué peones se avanzaban dos casillas en lo que se llamaba el "salto de alegría". La regla de promoción de los peones nos es todavía desconocida pero en el ajedrez medieval el peón que completaba su curso devenía alferza así que posiblemente ocurría esto.
En definitiva, es interesante comprobar cómo el ajedrez no se inventó de pronto tal y como nosotros lo conocemos hoy en día sino que fue evolucionando entre un mar de posibles variantes hasta que triunfó una versión muy ágil y simplificada que es la que practicamos todos.
Información extraída mayormente de la wikipedia.
La foto corresponde a una de las faraonadas del "iluminado" en Elistá. Técnicamente no son chinas sino rusas pero en esta zona, Kalkmikia, la gente presenta facciones asiáticas. Lo que uno se pregunta es si el nuevo código de vestimenta que ha suscitado tantos debates en los blogs de ajedrez se inspirará en esta indumentaria tan fashion.
Pero, ojo. La txapela no es exclusiva de Bilbao. San Sebastián también ofrece txapelas como puede verse sobre la cabeza de Nakamura, otro de los actuales top.
Aquí tenéis a un peón... blanco.
El Tablero de Ajedrez humano, un señor norteamericano que afirma tener el 98% de su cuerpo tatuado. Cuadritos de ajedrez no le faltan.
| It was many and many a year ago, In a kingdom by the sea, That a maiden there lived whom you may know By the name of ANNABEL LEE; And this maiden she lived with no other thought Than to love and be loved by me. I was a child and she was a child, In this kingdom by the sea; But we loved with a love that was more than love- I and my Annabel Lee; With a love that the winged seraphs of heaven Coveted her and me. And this was the reason that, long ago, In this kingdom by the sea, A wind blew out of a cloud, chilling My beautiful Annabel Lee; So that her highborn kinsman came And bore her away from me, To shut her up in a sepulchre In this kingdom by the sea. The angels, not half so happy in heaven, Went envying her and me- Yes!- that was the reason (as all men know, In this kingdom by the sea) That the wind came out of the cloud by night, Chilling and killing my Annabel Lee. But our love it was stronger by far than the love Of those who were older than we- Of many far wiser than we- And neither the angels in heaven above, Nor the demons down under the sea, Can ever dissever my soul from the soul Of the beautiful Annabel Lee. For the moon never beams without bringing me dreams Of the beautiful Annabel Lee; And the stars never rise but I feel the bright eyes Of the beautiful Annabel Lee; And so, all the night-tide, I lie down by the side Of my darling- my darling- my life and my bride, In the sepulchre there by the sea, In her tomb by the sounding sea. |
Bob y el barón volvían a enfrentarse en una partida de ajedrez. La última vez había vencido el barón con gran autoridad por lo que Bob decidió cambiar radicalmente su estrategia y abrió el juego avanzando el peón de torre dama tres casillas. El barón arqueó levemente una ceja, como si no esperara semejante jugada, e hizo saltar la dama por encima de sus peones hasta la casilla e6. Esbozó una amplia sonrisa de satisfacción y anunció “jaque” con voz grave y solemne. Bob frunció el ceño, clavó sus codos en la mesa y, tras unos minutos de tensa espera, volvió a desplazar tres casillas su peón de torre más avanzado y lo depositó al lado de la torre adversaria, en la esquina del tablero. El barón ya esperaba semejante movimiento y, a gran velocidad, capturó el monarca enemigo con la dama. Bob no pestañeó y, agarrando nuevamente su peón de torre, lo situó en una imaginaria novena fila y cantó gol a pleno pulmón mientras se levantaba de su silla y arrojaba la camiseta al público. El barón, visiblemente irritado, tiró al suelo todas las piezas de un manotazo y, cabizbajo, comenzó a cavilar qué demonios había podido fallar.
