viernes, 6 de noviembre de 2009

Cada cual tiene su hora

Nos guste o no somos simples mortales y el tiempo transcurre inexorable para todos. En un principio, el tiempo es nuestro aliado y hace florecer lo mejor de nosotros. Así sucede cuando somos jóvenes y nuestro nivel ajedrecístico está en alza. Todo va de cara. Así sucede con Magnus Carlsen, que ya es segundo de la lista FIDE con un elo superior a 2800. Se vislumbra su gloria futura, su ascenso imparable al número uno y al campeonato mundial. Hasta Kasparov ha decidido ayudar al retoño noruego para que le suceda como digno sucesor -porque los campeones que han sucedido a Kasparov estos últimos años no han sido más que afortunados segundones que se han beneficiado de un periodo de interregno. En cuando aparezca otra bestia del ajedrez como Kasparov -y Magnus está en camino- no tendrán nada a pelar.

Luego el tiempo se muestra menos generoso con nosotros y durante ciertos años se limita a respetarnos y permite que juguemos nuestro mejor ajedrez aunque sin progresar especialmente. Pero el día menos pensado, el tiempo nos da la espalda y comienza lenta pero implacablemente a mermar nuestro talento atesorado. Sin que lo podamos evitar, jugamos cada vez un poquito peor. Un poquito más lento. Olvidamos líneas y variantes que antes sabíamos hasta la saciedad. Dejamos de hacer brillantes combinaciones. Cometemos errores que antes no hacíamos. Esto le sucede a todos. De esta guisa tenemos a Karpov, antaño temible y campeonísimo. En cambio, ahora en una sombra de lo que fue. Vejete y simpático, sin mirada asesina, ha sucumbido 3,5 a 0,5 en Córcega contra un Anand que hace años que ha alcanzado su techo.

El tiempo a todos nos acecha así que disfrutemos de nuestro tiempo y seamos respetuosos con los que ya vivieron su momento...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La gloria es un complemento externo, la libertad de passar el tiempo venidero con sabiduría es lo importante...
A. hinarejos

Roger Salvo dijo...

Catulo,estoy de acuerdo con lo que dices en general, pero quisiera compartir contigo una reflexión que me he planteado hace algún tiempo. Por qué? Kasparov entrena a Magnus Carlsen. Será por dinero? No creo , siempre puede montar un “circo” como el de Valencia con Karpov y sacarse sus buenos euros. Será por altruismo? Bueno, el altruismo no ha sido uno de sus fuertes en su trayectoria ajedrecística, a menos que algún porrazo en la cabeza en alguna manifestación anti Putín le haya cambiado. Será por qué le gustan los niños? Espero que no. Será por qué tiene manía a los demás jugadores? Hombre, esto diría muy poco de él.
Bien después de todos estos serás, comento mi teoría. Creo que Kasparov quiere volver al circuito. El sabe dos cosas, una que tiene que ponerse en forma, y que mejor “esparring” que Carlsen. Y la segunda es que también sabe que el único que le puede hacer sombra (si no es ahora, en un futuro muy cercano) este es el mismísimo Carlsen. Kasparov a cambio de algunas cosas que puede enseñar, está aprendiendo los puntos débiles de Carlsen. Ahí está el truco, Kasparov es un zorro viejo que se las sabe todas.
El tiempo me dará o me quitara la razón, ya veremos.

Unknown dijo...

No me extrañaría lo que dices, Roger, ya que el gran beneficiado de la relación Carlsen - Kasparov fue Kasparov y no tanto por sus ganancias económicas sinó porque el noruego le está poniendo en forma...

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.