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Disputó un maratoniano match con Mac Donnell a 88 partidas lentas -ni los Mon han jugado tanto- que acabó ganando con 44 victorias, 14 empates y 30 derrotas.
Toda su vida fue jugador profesional de ajedrez y llegó a publicar alguna que otra obra sobre el tema. Fue secretario del famoso Club Regence por el que pulularon los mejores ajedrecistas de su tiempo. Editó además Le Palamede, la primera revista de ajedrez.
Hasta aquí lo bueno. Ahora lo malo. Jugaba compulsivamente, se arruinó porque el ajedrez desplazaba todo lo demás, incluso a su familia. Acabó viviendo en una buhardilla con su mujer, una inglesa, gracias a la solidaridad de algún colega. Moraleja: todo debe practicarse con moderación, incluido el ajedrez.
3 comentarios:
A mí La Bourdonnais siempre me recuerda una cosa. Una de las frases míticas de Oviedo es la de un monitor de mi club dando una clase de historia del ajedrez: "... y a partir de La Bourdonnais, todo fue un desmadre." :-)
Habría que acuñar "y a partir de Catulo..." xDDDDD
A partir de Catulo... ¡se armó la de San Quintín!
¡¡¡Noooooo, a partir de Paquirrín!!!
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