lunes, 8 de marzo de 2010

Nieve, nieve, nieve...

Cuaderno de Bitácora:
Escribo este post de urgencia desde el instituto de Hostalric, las clases han sido suspendidas y todo el mundo abandona el pueblo como si escasearan botes en el Titanic. Se han suspendido las clases, no sabemos si mañana habrá cole o no...
Con el ajedrez de este fin de semana hemos tenido suerte porque de un día nos ha ido que no llegara el caos al por equipos. No he vivido situaciones similares pero recuerdo que los más viejos del lugar, en el Sant Martí, recuerdan un por equipos en el que se fue a la Catalunya profunda con una nevada bestial. La ronda se suspendió pero los santmartinenses llegaron a no sé qué pueblo y tuvieron que avisar a los lugareños porque nadie esperaba que los valientes santmartinenses cruzaran esa tempestad de nieve y hielo. Épica en estado puro.
En el Colón también se contaban leyendas parecidas con un match jugado en un local sin cristales y a temperaturas en la sala bajo cero. Me contaron que iban empapados y a más de uno los pantalones se le congelaron y la pernera perdía trozos de tela acartonada por el frío...
Si mañana no escribo otro post es que no logré volver...

4 comentarios:

Jordi Sabater dijo...

No fotis nen.

Anónimo dijo...

He venido con la carretera nevada y estaba acojonada viva. No había ni dios. Peró que iba a hacer? Pa lante como los de Alicante.

Unknown dijo...

He podido llegar, yendo a 20 kms por hora. La siguiente cuestión es: mañana hay cole?

Anónimo dijo...

Antaño los ajedrecistas combatían no sólo a sus rivales, también a los elementos. Eran leones y gatopardos, hoy, mayoritariamente, sólo quedan hienas y chacales.

Hay mucha leyenda en todas estas historias, pero, además, mucha verdad. Y fueron muchos los que arriesgaron familia y hacienda por ir a jugar una ronda del campeonato por equipos. Otrora no se apreciaba épica alguna en esos comportamientos, era, simplemente, cuestión de sentir los colores.

No existía ni Protección Civil, ni el Meteocat, ni ningún otro invento de estos que nos han convertido en seres timoratos y obtusos.

Estáte tranquilo Catulo, si tienes problemas y te fallan todos los servicios públicos que hoy se nos ofrecen, siempre te queda la vieja guardia del Sant Martí que te responderá.

Hasta la victoria final,

El sastre de la capa de Luis Candelas