No daré nombres porque luego me acusan de polemista pero hoy he ido a un club de ajedrez del Maresme para apuntar al hermano de Ariadna, a que le dieran clases, lo federaran y todo eso. Lógicamente la idea era federarlo en la misma población en la que vive para que pueda llegar fácilmente al club por sus propios medios (tiene diez años). Si lo federo en el Sant Martí pues no podrá jugar el por equipos, for example...
Hemos buscado en la web de la FCE y hemos visto que tienen una docena de jugadores, casi todo abuelos pero con tres niños entre sus filas. Hemos llamado al teléfono de contacto que tiene el club en la FCE y nos han dicho que fuéramos a cierta hora y cuando hemos ido no había nadie para atendernos. Mal vamos. Hemos vuelto una hora más tarde y lo mismo. El conserje no tenía ni idea. Una cosa es que un club suela estar cerrado y otra que pasen de incorporar a nuevos jugadores. No tenían ni un triste papel informativo en la puerta; solamente algunas fotocopias con informaciones de opens. Cuando hemos llegado, había dos o tres abuelos federados del club jugando en el bar que hay bajo el local y no nos han ayudado en casi nada. Diría que incluso les ha molestado tener que parar un momento su partida SIN RELOJ. No nos han abierto el club, no nos han informado de nada y solamente nos han dado el nombre del presidente. ¡Menuda panda! El teléfono lo hemos tenido que buscar por nuestra cuenta en las páginas blancas.
A veces lloramos lo difícil que las administraciones ponen la existencia a los clubes pero es que otras los problemas son culpa del propio club. No abrir a menudo el local es un mal síntoma pero que el club sea una fortaleza inexpugnable para abuelos es una confirmación fatal. No digo ya tener una web pero al menos un papelillo en la puerta con horarios, actividades, nombres y teléfonos sería muy de agradecer. Es imperdonable que vaya gente para federarse y no pueda hacerlo tras hablar con miembros del club en cuestión. Cero patatero.
