Cuando pensaba yo que mis tiempos de monitor de ajedrez habrían terminado, resulta que me han ofrecido la oportunidad de dar clases de ajedrez en el instituto donde trabajo. ¡Qué tiempos aquéllos! Por mis manos (en sentido figurado, claro) han pasado gente como el MC Adriá Pérez del Colón, los hermanos Éric y Marc Sánchez y un sinfín de jugadores que no han destacado tanto (como su profesor, vaya, que tampoco es que sea ningún figura...). Unos cien jugadores, calculo yo, puesto que en un par de centros llegué a tener unos 20 o 30 alumnos por curso. Lo más que llegué a cobrar fueron 15 euros la hora. ¡Qué tiempos!
El año pasado impartí ajedrez en Vic como si se trata de una asignatura más, la nota aparecía en el boletín de notas junto a mates o gimnasia. No era monitor, sino profesor. En cambio este año me desdoblaré y seré profesor-monitor, una especie de híbrido que viene a ser un profesor con horas extras o un monitor con superpoderes.
Monitor otra vez... si se apuntan niños, claro.
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