Razones por las que juego al ajedrez

Cuando tenía unos 14 o 15 años, entré en esto del ajedrez porque vi que se me daba bien. No extremadamente bien, pero sí mejor que el fútbol. En poco tiempo, me di cuenta de que este juego es muy rico y tiene un potencial creativo enorme. La satisfacción que produce haber hecho un buen remate o haber completado una partida coherente de principio a fin, sin grandes imprecisiones, es muy reconfortante.

Otro aspecto que, en mi caso, está empezando a ser el más importante es el montón de amistades que me granjea este fantástico hobby. Voy al club y apenas juego partidas, charlando con los amigos o haciendo nuevas amistades. No elijo a mis amigos por el elo, ni por el club, sino por cómo son y no dudo en hacer actividades extraajedrecísticas con ellos -especialmente comilonas-.

He estado en cuatro clubes. El primero fue el ACR Besòs y allí me fogueé por primera vez. Desgraciadamente el club desapareció. Fui al Colón y allí he jugado 14 temporadas y todavía conservo muchos amigos. Todavía hoy sigo pasando por allí y me llevo bien con mis viejos camaradas y también con muchos de los "nuevos". Me marché al AVV Besòs un año para reforzar una reencarnación de mi primer club (el ACR Besòs) pero volvió a fracasar como entidad y regresé al Colón hasta que finalmente me marché al Sant Martí, club en el que ya pasaba un montón de horas desde 1991. Sin haber fichado jamás por el Sant Martí era uno de los que podía abrir la sala del ajedrez, para que os hagáis una idea. Esto lo pueden decir muy pocos aunque oficialmente sólo llevo cuatro años fichando por el Sant Martí.

Total, que procuro hacerme con todos y gracias al blog entro en contacto con mucha más gente. Por eso me entristece que a veces se líe la troca. Què hi farem!