Puedo afirmar, sin exagerar, que hubo más público esta vez que cuando vinieron Karpov, Kramnik y Polgar -juntos- a hacer sus respectivas exhibiciones de ajedrez en Barcelona. Y es que una buena bailarina meneándose siempre convence más que un ajedrecista con cara de friqui...
La anécdota. Llegamos de los últimos y todo el mundo ya estaba sentado en sus localidades pero como ya habíamos estado en anteriores ocasiones nos colamos en el palco y, en primera fila como los abuelos criticones de Barrio Sésamo, vimos el espectáculo mejor que nadie. Al final del espectáculo aparecieron unas braquitas negras -tanga según Saba- al lado de donde estaba Ricard pero no pudimos aclarar en qué contexto había aparecido semejante prenda.
Jaroho nos ofrece aquí las instantáneas del evento...
4 comentarios:
Muy bueno el artículo, como siempre Fontanillas es sinónimo de calidad
¡¡¡Yo no he dicho que sea un tanga!!! Eran unas bragas. Otra vez tergiversando mis palabras Catulín... (Je, je).
Porfa Jordi ni empieces con polémica q puede ser mortal para los deseosos de "guerra"
A. Hinarejos
Tienes razón Andrés, tienes razón...
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