Hoy estaba hojeando uno de los libros de Kasparov sobre los diferentes campeones mundiales que le han precedido y he llegado a la conclusión que, según una extraña tradición, en su coronación los nuevos campeones suelen ser obsequiados con una corona floral que yo solamente he visto en entierros o carreras de hípica, aunque la corona... ¡es adjudicada al caballo y no al jinete!
Aquí tenemos a Fischer, coronado tras su victoria ante el oso ruso Boris Spassky. Lo que no sé es si también le coronaron en Yugoslavia, tras su match ilegal -sí, sí, ése en el que escupió sobre una resolución de la ONU-.
Otro que tal. Anatoly Karpov es proclamado campeón tras la temblorosa espantada de Fischer, quien según Kasparov temía enfrentarse a la nueva estrella soviética. Se nota que quedó campeón sin jugar porque su cara apenas transmite alegría...
Garry Kasparov, campeón floreado tras su luchada victoria ante Karpov. La cara a lo Rocky Balboa es impagable...
Kramnik, proclamado campeón en Elistá tras vencer polémicamente a Topalov en el match de los retretes infernales.
¿Alguien localiza a más campeones con corona hípica sobre sus sabias cabezas pensantes? A ver si ampliáis la lista...
6 comentarios:
Hola¡
Les dan una corona de laurel, Laurus novilis.
Ll.
Interesante apunte.
No es ningún secreto que la laureola se concibió a escala humana. Antes la portaron sobre sus privilegiadas cabezas unos cuantos poetas y un buen puñado de emperadores. Las coronas que se les endiña a los campeones de ajedrez son, efectivamente, de grotescas proporciones equinas. Aporto a la colección unos pocos ejemplos más:
http://www.thechessdrum.net/tournaments/FideCh2001/photos/Champ_Ruslan.jpg
http://www.geocities.com/MIGHTORS/Leko/Leko-khalifman3.jpg
http://www.tabladeflandes.com/zenon2006/fotos/Anand-coronado-campeon-del-mundo.jpg
Gracias por la aportación, imperioso. Khalifman, más que un ganador, parece un turista en Hawai de mirada turbia...
Como veo que hay problemas con la primera imagen, ahí va un sustitutivo
http://www.sportec.es/index/gifs/fotosmes/enero026.jpg
Un Ponomariov, sí señor!
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