lunes, 20 de julio de 2009

Cambiar de club

Muy pocos son los privilegiados que están toda su vida deportiva en un solo club. Ejemplos emblemáticos los tenemos en gente como Jordi Sabater o Carles Godesard. Pero no siempre se trata de buques insignia, claramente implicados en su gestión. Muy a menudo son jugadores que simplemente van a jugar su partida año tras año en el por equipos y se conforman con pasar un buen rato con los colegas. Para lograr semejante hazaña hace falta, en primer lugar, fidelidad a la institución, y además debe producirse la circunstancia de que nunca debas alejarte del club por razones de familia, trabajo, ideología de club... A veces incluso, pasa porque tu club desaparece como me ocurrió a mi en mi primera temporada como federado en el ACR Besòs (que luego resucitó en forma de AVV Besòs con la misma gente).
La familia a veces te obliga a dejar un club, dificultándote jugar con regularidad en tu club de origen por aquello de las obligaciones, o llevándote a otro club porque tu familiar sencillamente es de otro club y la gente tiende a agruparse (así cambió Ariadna del Tordera al Colón).
El trabajo y la vivienda son dos grandes condicionantes para cambiar de club. La geografía pesa como una losa y Doña Comodidad nos susurra continuamente que deberíamos jugar más cerca de casa. Muchos son los que sucumben a sus insinuaciones.
La categoría deportiva es otro factor que a menudo causa movimientos de fichas. La tentación de jugar en categorías más elevadas y, en algunos casos, sustanciales ofertas económicas, son melifluos cantos de sirena que seducen a más de uno. Yo mismo cambié dos veces de club (del Colón al AVV Besòs y luego del AVV Besòs al Colón) porque no quería jugar en equipos de cuatro jugadores. Esto sucede cuando la gente tiene mentalidad competitiva. Actualmente esto me daría completamente igual porque torneos los hay a montones y el por equipos es sólo uno de ellos pero hace años no había tantos y el por equipos era un factor a tener muy en cuenta. Hay jugadores que a veces, en petit comité, me han comentado que no quieren jugar en equipos B, como si ello fuera una humillación o algo así. Yo no opino igual pero cada uno piensa a su manera.
Respecto al dinero, es una opción legítima para aquellos que aspiran a ganarse el pan o pagarse las facturas con el ajedrez. En este grupo no solamente hay grandes jugadores sino aficionados que, a través de las clases, se llevan un dinerillo a casa. Por este motivo digo yo siempre que es una suerte no depender de esto y tener un trabajo "no ajedrecístico" para poder elegir en base a otros factores.
El tema ideológico es el más controvertido. Cada club hace las cosas a su manera y uno no siempre está de acuerdo con todo. Eso ocurre SIEMPRE. Ahora bien, si uno conoce otro club y le gusta más pues se cambia y listos. En estas cosas hay que guiarse por el corazón. Claro que siempre echas en falta a tus viejos compañeros de club, pero si uno se va de buen rollo tendrá las puertas abiertas para volver. Por ejemplo, yo jugué 14 temporadas en el Ateneu Colón y tenía buena relación con todos pero, paralelamente, pasaba infinidad de horas en el Sant Martí y también tenía muchos amigos allí. Llegó un momento en que hubiera querido estar en ambos sitios a la vez pero, claro, eso era imposible. Se barajaron en mi mente quimeras imposibles como una fusión de ambos clubes, incluso traté de santmartizar el Colón en algunos aspectos pero eso era imposible porque cada club es un mundo distinto así que finalmente opté por seguir a mi corazón y cambiar. No digo que el Sant Martí fuera mejor club que el Colón sinó que lo era para mi caso. Dicho de otro modo, por mi manera de ser y pensar, me adaptaba mejor al Sant Martí.
Un momento delicado es cuándo decirlo y cómo. Yo avisé de mi marcha seis meses antes, en verano, y para demostrar que no había mal rollo ni nada ayudé a montar el Open de Poblenou de ese año y también el del siguiente, cuando ya jugaba el por equipos con el Sant Martí. El primer por equipos me sentía raro e incluso me equivocaba al llenar la planilla con el nombre del club. Ponía "colón" a todas horas. Luego te acostumbras y refuerzas lazos con tus nuevos colegas. Es importante, eso sí, mantener la amistad con tu club de origen y eso he procurado hacer siempre. De esta manera sigo teniendo buena amistad con Carles Godesard, Raúl Arza, Jordi Moreno, o su presidente Joan Lorda. ¿Quién sabe? Igual un día vuelvo...
Muchos son los jugadores que han cambiado en varias ocasiones de club (Rafael Miralles, por ejemplo) y son capaces de mantener una excelente relación con sus antiguos compañeros de armas. Si te lo montas bien, lo que consigues es tener muchos amigos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde pequeño el ser humano es curioso, su inquietud enriquece su vitalidad intelectual.
A. Hinarejos

Anónimo dijo...

A mi me pasó lo mismo pero de distinta forma y que creo que ya lo conté en su momento.

Siempre me consideraré como un jugador del Montornés, aunque esta entidad ya no exista. Migré de filas montornesinas a las del eterno rival, el Montmeló, durante tres temporadas para luego regresar a mis origenes porque mi corazón me lo decia... así llegué a ser el puntal, feroz y salvaje puntal (adjetivos calificados acorde a mi estilo y mi personalidad).

Entonces fue cuando los adorables "vecinos" empezaron a llamarme traidor, cuando eran los mios los que me tendrian que haber tachado de ello... Dicho esto, las puertas montmelonienses quedaron cerradas para mí y encima osaron destruir al Montornés como "eterno rival" a pesar de que por potencial la diferencia era abismal pero la envidia y las criticas que me lanzaron a espaldas eran puro veneno... Lo peor de todo? En el dia de hoy sigo pensando que todo ese odio y rencor iba dirigido únicamente a mi, y por culpa de ello todos tuvimos que acarrear las consecuencias.


Con esta experiencia quiero reflejar lo que se comenta en este post. Una cosa es que los integrantes de un club guarden rencor a un jugador por sus pecados, cosa que no le deseo a nadie... Pero a veces la realidad supera a la ficción.

Jordi Sabater dijo...

Un abrazo a todos mis amigos del Sant Martí, del Colón y de otros clubs. Gran artículo Fontanillas. Felicitats.