El dedo de Mou: ¿necesitamos uno en ajedrez?

En el partido de ayer de la Supercopa de España, el entrenador del Real Madrid, Mou, volvió a protagonizar un incidente que ha dado la vuelta al mundo cuando, por la espalda, fue a buscar al número dos de Guardiola y le agredió -unos dicen que fue un dedo en el ojo, otros que un pellizco en la oreja-. Luego, en la rueda de prensa, fingió desconocer a Tito y le llamó "Pito", de modo parecido a como hizo Luis Fernández hace años cuando decía de Mou, segundo de Robson en esos tiempos, que no era nadie. El portugués es un discípulo aventajado del programa "Sálvame".
Se habla mucho de la gran pretemporada del Madrid o del talento de Messi pero, al final, lo que interesa a la gente no es tanto el fútbol en si mismo o los goles sino ver las tanganas, agresiones de los madridistas, las provocaciones del portugués en las ruedas de prensa... Y cuanto más bajo se cae, más minutos de televisión, más apoyo de los seguidores madridistas, que se agarran a sus malas artes como a un clavo ardiendo para derrotar a un Barcelona elogiado en todo el mundo. Y esto ocurre porque la mayoría de espectadores, no entendemos de fútbol.
Mou ha logrado minimizar el fracaso de la Supercopa, la frustración de no poder derrotar a un Barça sin entrenamientos -pese a haber mejorado mucho tácticamente- y tiene completamente abducidos a sus jugadores, su presidente y a gran parte de la horda de seguidores blancos. La teoría conspirativa da una vuelta de tuerca más y, en ausencia de errores arbitrales, se acusa a los barcelonistas de tirarse al suelo en un deporte de hombres, según confiesa Mou, y encomendarse a las individualidades sobrenaturales de Messi. También se alude a los recogepelotas del Camp Nou cuando en Madrid ni se riega el césped, como hacen los equipos pequeñitos.
Resulta curioso que estos jugadores del Barcelona, sin Messi en la selección española, hayan ganado un mundial y eso que tenían el inconveniente de incluir tres parches/lastres madridistas para poder arrastrar a la marea roja del resto del país.
En fin, que liarla da titulares. Sus broncas en el Inter y el Chelsea con el Barcelona llamaron la atención de Florentino y le fichó para eso. Fichó a un entrenador anti-barcelona y eso hay. En general, a falta de goles, las pataletas de Mou consuelan a muchos madridistas como en su tiempo los pisotones de Stoichkov, los gestos obscenos de Hugo Sánchez, las butifarras de Urruti...
Quizá lo que nos falte en el ajedrez sea esto, trifulcas, pollos, sangre -como reclama Kasimdzhanov. Cuando el ajedrez aparecía en la prensa no especializada, era porque se vendían esas historias de Fischer contra la URSS, el odio de las dos K, el WC gate, los yogures de Korchnoi...
Silvio Danailov y Topalov parecía que le daban esta salsa al ajedrez de elite pero el bajón del búlgaro no le ha permitido acaparar más enredos y lo que hay ahora, francamente, es muy aburrido. Muy pocos se miran las partidas, necesitamos que nos vendan una buena película, con buenos, malos y feos. En el fútbol, de eso saben mucho.