Seguro que más de uno ha visto estas piezas alguna vez. Es el conocido juego de piezas de ajedrez de Lewis, concretamente, la isla de Lewis. Es uno de los pocos ejemplos de piezas de ajedrez medievales que han llegado hasta nuestros días. Las piezas fueron descubiertas en 1831, y actualmente se exhiben en el Museo Real de Edimburgo y en el Museo Británico de Londres. Ya os podéis imaginar que hay polémica sobre dónde deberían exhibirse, si en Escocia o en Inglaterra, para que veáis que en todos los lugares cuecen habas.
Las piezas fueron descubiertas a principios de 1831 en un banco de arena en la Bahía de Uig, en la costa occidental de la Isla de Lewis, en las islas Hébridas de Escocia. Existen varios relatos locales, casi leyendas urbanas, que explican su llegada a Lewis y su posterior descubrimiento.
Una de las historias sugiere que en el siglo XVI, mucho después del período de influencia nórdica en las Hébridas, un chico robó las piezas de un barco anclado en Loch Resort. Después un vaquero local mató al chico y este vaquero enterró las piezas en Uig. El vaquero acabó siendo colgado por otros delitos, pero se dice que confesó el hecho antes de morir.
Trescientos años después, Malcolm "Sprot" Macleod del cercano poblado de Pennydonald descubrió el tesoro en una duna. Vendió el hallazgo al capitán Roderick Ryrie. Existe otra versión que indica que fue una vaca la que casualmente desenterró las piezas, aunque esta se tiene en Uig por falsa. La familia de Malcolm Macleod dejó Pennydonald varios años después y en esa zona se instaló la granja de Ardroil.
Las piezas fueron expuestas por Ryrie en una reunión de la Sociedad de Anticuarios de Escocia, el día 11 de abril de 1831. Poco después, las piezas se separaron. Diez de ellas fueron adquiridas por Kirkpatrick Sharpe y el resto por el Museo Británico de Londres.
Kirkpatrick Sharpe encontró posterirmente otro alfil, con lo que su colección llegó a ser de once piezas. Todas ellas fueron adquiridas después por Lord Londesborough. En 1888 fueron vendidas de nuevo, pero esta vez el comprador fue la Sociedad de Anticuarios de Escocia, que donó las piezas al Museo Real de Edimburgo. Estas son las once piezas que se encuentran actualmente en el Museo de Escocia. Las piezas donadas al Museo Británico permanecen aún allí...
Trescientos años después, Malcolm "Sprot" Macleod del cercano poblado de Pennydonald descubrió el tesoro en una duna. Vendió el hallazgo al capitán Roderick Ryrie. Existe otra versión que indica que fue una vaca la que casualmente desenterró las piezas, aunque esta se tiene en Uig por falsa. La familia de Malcolm Macleod dejó Pennydonald varios años después y en esa zona se instaló la granja de Ardroil.
Las piezas fueron expuestas por Ryrie en una reunión de la Sociedad de Anticuarios de Escocia, el día 11 de abril de 1831. Poco después, las piezas se separaron. Diez de ellas fueron adquiridas por Kirkpatrick Sharpe y el resto por el Museo Británico de Londres.
Kirkpatrick Sharpe encontró posterirmente otro alfil, con lo que su colección llegó a ser de once piezas. Todas ellas fueron adquiridas después por Lord Londesborough. En 1888 fueron vendidas de nuevo, pero esta vez el comprador fue la Sociedad de Anticuarios de Escocia, que donó las piezas al Museo Real de Edimburgo. Estas son las once piezas que se encuentran actualmente en el Museo de Escocia. Las piezas donadas al Museo Británico permanecen aún allí...
Pero, ¿qué es exactamente el ajedrez de Lewis? Se cree que las piezas se hicieron en Noruega, acaso por artesanos de Trondheim (donde se han encontrado figuras parecidas), aproximadamente en el siglo XII. En ese período Noruega controlaba las islas Hébridas, y otros archipiélagos que hoy pertenecen a Escocia. Algunos historiadores creen que el juego de Lewis se perdió o fue ocultado debido a algún incidente acaecido durante su transporte entre Noruega y los prósperos asentamientos nórdicos en la costa occidental de Irlanda.
La materia prima de casi todas las piezas es colmillo de morsa, aunque hay algunas que provienen de piezas dentales de ballena. Las 93 piezas componen cuatro o cinco juegos, aunque las tallas son irregulares y no esta claro si se puede componer algún juego completo a partir de las piezas de que se dispone. En total hay 8 reyes, 8 damas, 16 alfiles, 15 caballos, 12 torres y 19 peones. Todas las piezas tienen forma humana, excepto los peones, que son tallas menores y que parecen lápidas grabadas. Los caballos son diminutos y sobre ellos destacan los jinetes, caballeros con escudos y lanzas. Todas las figuras humanas expresan abatimiento (excepto tres de las torres, que aparecen como berserkers, o sea, guerreros frenéticos con grandes ojos y mordiendo sus escudos llenos de furia). Algunas de las piezas conservaban restos de tinte rojo, lo que indica que los colores que distinguían los bandos eran el rojo y el blanco, y no el blanco y el negro que se utilizan en el ajedrez moderno.
La materia prima de casi todas las piezas es colmillo de morsa, aunque hay algunas que provienen de piezas dentales de ballena. Las 93 piezas componen cuatro o cinco juegos, aunque las tallas son irregulares y no esta claro si se puede componer algún juego completo a partir de las piezas de que se dispone. En total hay 8 reyes, 8 damas, 16 alfiles, 15 caballos, 12 torres y 19 peones. Todas las piezas tienen forma humana, excepto los peones, que son tallas menores y que parecen lápidas grabadas. Los caballos son diminutos y sobre ellos destacan los jinetes, caballeros con escudos y lanzas. Todas las figuras humanas expresan abatimiento (excepto tres de las torres, que aparecen como berserkers, o sea, guerreros frenéticos con grandes ojos y mordiendo sus escudos llenos de furia). Algunas de las piezas conservaban restos de tinte rojo, lo que indica que los colores que distinguían los bandos eran el rojo y el blanco, y no el blanco y el negro que se utilizan en el ajedrez moderno.
No sé vosotros pero yo mataría por tener unas piezas como esas...
Os dejo un enlace para ver las réplicas que venden en el Museo Británico de estas piezas.
6 comentarios:
Gran articulo otra vez, muchas gracias. Los ojos está así de flipados porque vieron a la vaca esa, je, je.
Por cierto, que estas piezas no las hemos tenido nunca en la exposición de material del Sant Martí.
Hoy en dia a todo le llaman tablero y piezas es una verdadera pena.
Hombre, parece bastante claro que son una colección de piezas de ajedrez medieval...
Estupendo articulo Joan, interesante y bien narrado. Ves con cuidado con lo que escribes, cuando dices "yo mataría por tener unas piezas como esas" estás pensando lo mismo que pensó el vaquero de la leyenda. Cuidadin con el subconsciente.
Suerte mañana,
No os lo vais a creer, hoy Andrés Rojas, del SMA B me ha enseñado que su llavero es... ¡el de las piezas de Lewis!
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