jueves, 9 de febrero de 2012

Locura y ajedrez: ¿causa o efecto?

El ajedrez lleva muchos años queriendo proyectar el estereotipo del ajedrecista genio o muy inteligente. Dicen que la genialidad dista muy poco de la locura en el sentido de que ambas situaciones se caracterizan por su anormalidad estadística.
El ajedrez tiene muchos locos, comenzando por el mate del loco que tenéis ilustrado más arriba en la imagen. El primer campeón mundial ya tuvo comportamientos ciertamente anormales retando a Dios aunque también puedo recordar al cuerdo Kasparov hablando de su match con Deep Blue y percibiendo un juego casi "divinal" en su adversario. El caso es que si hiciéramos un recuento de "locos" ajedrecistas (entended "loco" como persona con algún trastorno mental, aunque sea un término poco científico) tendríamos un puñado de gente famosa de los que no hace falta dar nombres porque todos saben de ajedrecistas que hacen flexiones a media partida, que suben desnudos a un autobús, que dicen ser perseguidos por los EUA, que cuelgan su chaqueta en el asta de una bandera... Los hay famosos y los hay "locales".
Uno podría pensar que el mundo del ajedrez es un reflejo de la vida y que el porcentaje de locos es el mismo que el de la población normal. Pero no estoy seguro, aunque reconozco que haría falta un estudio más serio sobre el tema para pronunciarse.
Viendo el panorama ajedrecístico me aventuraría a decir que hay más comportamientos anormales en el ajedrez que entre la población no ajedrecista. Si aceptamos esto, la cuestión siguiente es: ¿el ajedrez es una causa o un efecto de su locura? Podemos interpretar que un uso abusivo del ajedrez como búsqueda de la verdad en un tablero con pocas relaciones sociales puede enfermar la mente de más de uno. Podemos pensar también que el "loco" encuentra en el mundo del ajedrez un círculo afín a sus peculiaridades mentales y quien sabe si un grupo de individuos afines a él...
¿Qué opináis?

2 comentarios:

Unknown dijo...

Es evidente la relación ajedrez-locura. Por empezar es una actividad tremendamente demandante desde lado intelectual. Una persona para considerarse sana, no solo necesita desarrollarse intelectualmente, sino también física y emocionalmente, la famosa tríada. Por ejemplo Magnus Carlsen, actual número uno, es un joven que si uno observa y escucha hablar, enseguida nos damos cuenta de la serenidad que delata una vida armónica. Él viaja mucho, hace deporte,tiene vida social, etc. Su vida no es sólo el ajedrez. Evidentemente esto se refleja en su nivel de juego y siendo tan joven uno puede esperar grandes cosas de él en el futuro. Otra cosa curiosa del ajedrez. Noto que de todas las disciplinas competitivas el ajedrez es la más ligada al ego. Yo no se si se han dado cuenta pero no hay nada para un ajedrecista como perder o mejor dicho ir perdiendo, porque la verdad es que a ley de juego, rara vez un ajedrecista termina un partido. Están tan identificados con el resultado que, prefieren abandonar antes que terminar dignamente una partida. Yo no he visto esto en ningún deporte. Y no me vengan con que lo hacen (sólo) para economizar energía o algo así. Creo que fué Alekhine el que dijo esto: "El ajedrez es vanidad". Bueno yo supongo que la mayoría lo vive así, somo pocos los que disfrutamos de lo que al fin y al cabo es: un juego...para divertirse!

Unknown dijo...

Es evidente la relación ajedrez-locura. Por empezar es una actividad tremendamente demandante desde lado intelectual. Una persona para considerarse sana, no solo necesita desarrollarse intelectualmente, sino también física y emocionalmente, la famosa tríada. Por ejemplo Magnus Carlsen, actual número uno, es un joven que si uno observa y escucha hablar, enseguida nos damos cuenta de la serenidad que delata una vida armónica. Él viaja mucho, hace deporte,tiene vida social, etc. Su vida no es sólo el ajedrez. Evidentemente esto se refleja en su nivel de juego y siendo tan joven uno puede esperar grandes cosas de él en el futuro. Otra cosa curiosa del ajedrez. Noto que de todas las disciplinas competitivas el ajedrez es la más ligada al ego. Yo no se si se han dado cuenta pero no hay nada para un ajedrecista como perder o mejor dicho ir perdiendo, porque la verdad es que a ley de juego, rara vez un ajedrecista termina un partido. Están tan identificados con el resultado que, prefieren abandonar antes que terminar dignamente una partida. Yo no he visto esto en ningún deporte. Y no me vengan con que lo hacen (sólo) para economizar energía o algo así. Creo que fué Alekhine el que dijo esto: "El ajedrez es vanidad". Bueno yo supongo que la mayoría lo vive así, somo pocos los que disfrutamos de lo que al fin y al cabo es: un juego...para divertirse!