martes, 24 de junio de 2014

Premios de belleza

Recientemente el Foment Martinenc ha organizado un torneo en el que se premiaban las partidas más bellas de cada grupo (A, B, C). En general, la sensación general es que el Abierto del Foment ha ofrecido novedades interesantes como por ejemplo los análisis in situ a cargo de jugadores destacados.
Los premios de belleza son una costumbre antiquísima en los torneos de ajedrez que, por influjo "deportivo"  y "científico" (en detrimento de lo "artístico"), últimamente no se prodigaba mucho. No obstante, como hay jugadores que no buscan solamente dinero, elo o simples resultados en el tablero sino que persiguen partidas que generen efecto estético, parece positiva la iniciativa para premiar y motivar a este tipo de jugadores, uno de los cuales es mi amigo Jorge Ignacio Aguadero. Yo mismo me alegro cuando creo haber hecho una partida "bonita".
El problema -y no se lo voy a achacar al Foment, porque es de típo filosófico- es en qué consiste la belleza (en ajedrez). Unos dirán que brillantes combinaciones, otros que un plan que guíe de principio a fin una partida, un final curioso... El gran problema es pues la subjetividad. Podríamos dejarlo en manos de expertos (pero claro, son expertos en ajedrez, no en belleza) o lavarnos las manos y dejar que la gente lo vote, la cual cosa, es tan subjetiva como todo lo demás.
Difícil, por tanto, adjudicar el galardón de belleza. Es el mismo problema que tienen los que otorgan premios literarios, por ejemplo.
Otro tema, que nunca me había planteado y en ese sentido tengo que agradecérselo al Foment, es si un premio a la belleza debe "parcelarse" según los grupos (A, B, C...). No cabe duda de que un organizador puede hacer lo que quiera, faltaría más, pero es un tema que da juego. 
En mi opinión, si lo que se busca premiar es algo tan subjetivo como la belleza, deberían competir todas las partidas del abierto sin tener en cuenta su grupo. Y si es por copas y contentar a la gente, pues dar tres y todo queda igual. Y ¿por qué? Porque la belleza no entiende de tramos, géneros, rondas, elos. Belleza B, belleza C... parecen más bien un oxímoron. 

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