viernes, 4 de octubre de 2013

Modestia

Hace un rato le podido leer un interesante debate en el que un jugador no profesional anunciaba su próximo duelo con un GM de nivel y elo muy superiores al suyo. He dicho debate porque algunos de los participantes consideraban fuera de lugar que alguien pueda hablar de emoción o espectáculo en una partida en principio tan desigual. Otros participantes destacaban algunos de los logros que el aficionado ha atesorado tras innumerables participaciones en torneos de todo tipo.
Nadie duda que, aunque improbable, un aficionado puede batir a un GM si se produce una conjunción astral de acontecimientos: el aficionado juega la partida de su vida, el profesional no atina, la suerte se decanta en algún momento crucial... Ahora bien, seamos sensatos. Es la excepción. Yo mismo podría poner mi lista particular de jugadores titulados a los que he batido a lo largo de 20 años y pico como federado. Elos de hasta 2400 incluso. Ahora bien, soy consciente de que esos jugadores a los que "puntualmente" he ganado o arañado unas tablas son superiores y que la mayoría de esos encuentros se han saldado con una derrota por mi parte.
Celebremos los resultados positivos ante grandes jugadores y disfrutemos de ellos, gritémoslo al universo, pero no perdamos la perspectiva y aceptemos el lugar REAL que ocupamos en el ajedrez. Especialmente para jugadores que disputen muchos torneos, el elo mide la regularidad y si alguien tiene no mucho elo tras disputar varios torneos oficiales quiere decir que no es regular y que deja escapar muchos más puntos que un GM.

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