Durante muchos años yo he tenido un pequeño ajedrez magnético para preparar las partidas. Es de plástico y la mayoría de sus piezas han perdido el imán que había en sus bases. La verdad es que nunca he entendido por qué extraña razón la gente es aficionada a comprar ajedreces raros con piezas que nadie sabe identificar: faraones, napoleones, césares, pitufos... El mío es un ajedrez normal, parecido a un Staunton.
Pues bien, recientemente encontré el mismo modelo pero algo más grande así que no pude resistir la tentación y me lo compré. Lógicamente durante la partida inaugural ya saltó uno de los imanes -como ocurrió con su predecesor-.
Lo que más llamó la atención es la caja del envoltorio. Aparecía el tablero, un vaso de whisky y una pipa. Alcohol, tabaco... Fue entonces cuando me dí cuenta de que un lugar excelente para encontrar juegos de ajedrez es en los estancos. Lo reconozco, también los hay en jugueterías y en papelerías pero ¿por qué en los estancos?
Alcohol, tabaco... humo, vapores espirituosos... La esencia del ajedrez, rayante a la ludopatía, el vicio y la perversión. Un ambiente, por otro lado, tradicionalmente masculino, como la pipa del envoltorio.
2 comentarios:
jaja muy buen artículo, el arte de el diseño de los sets de ajedrez esta en la creatividad que le ponen porque esa es la esencia del ajedrez.
saludos
Yo recuerdo que en una de las famosas noches del aniguo local del Colón, un adversario con 8 botellitas de cerveza en la mesa. Pronto lo contaré en Historias Sabatolianas para que riáis.
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