Hoy el Sant Martí B ha corregido el desaguisado empate de la ronda anterior y, con una buena alineación, se ha impuesto a un equipo que a priori era más potente que nosotros.
La ronda empezó de fábula con una victoria por incomparecencia de Josep Gómez que, tras haberse perdido por el camino por culpa de su GPS, llegó a tiempo para firmar su planilla en blanco. Pese a todo, pudo echar unas partidillas con el delegado local, que no se había incluido en el acta y por tanto no podía suplir al incompareciente. Ironías de la vida.
Ricard Llerins jugó sólido y sacó un valioso empate frente al number one rival. Manel Riera se apuntó al festival de las tablas y no tardó en sellar el empate. Luego vino el primer revés y Andrés Rojas perdía una partida en la que todo el rato estuvo peor. Ya habrán otras oportunidades para la gloria... Afortunadamente, Diego Sánchez, Carles Pascual y Juan Francisco Montiel pusieron la directa -¡qué grandes son!- y vencieron cómodamente sus partidas. Sabater, en cambio, se complicó la vida y omitiendo una fuerte jugada de peón acabó perdiendo material y partida frente al archiconocido y simpático árbitro Viguera.
La victoria se consumó con Juan Pablo Sánchez quien, entregando de todo y con dos peones de más, optó por amarrar la victoria de equipo y pactó un empate individual que nos daba el match. Nuevamente Fontanillas fue el último en acabar, aunque esta vez no había presión de ningún tipo. Había jugado muy bien, fabulosamente bien, pero omitió un absurdo doblete de caballo y tiró al traste toda su labor aunque aún tuvo la fortuna de lograr contrajuego gracias a unos peones pasados y su rival, con calidad de más, propuso tablas que fueron aceptadas.
Victoria por 4 a 6 a domicilio del Granollers-Canovelles, dos clubs que cuando llega el por equipos se fusionan para ser más competitivos. Resultado aparte, han sido unos grandes anfitriones y da gusto pasar una mañana con esta buena gente. ¡Ojalá todos fueran así!
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