miércoles, 1 de octubre de 2008

Sobre premios, copas y trofeos


¿Quién no ha ganado alguna vez un premio en algún torneo? Aunque sea el de consolación... Suelen consistir en una variopinta mezcla de plástico y metal sobre peana de mármol, de tamaños y formas varios –a menudo horteras- con escaso valor real pero, sin embargo, todos pelean por llevárselo a casa. A menudo desatan envidias, complots y hasta chanchullos. Y todo, ¿por qué? Pues por un objeto que ronda los 10 euros.
Tras la gloriosa entrega y los aplausos, el tiempo transcurre y los trofeos obtenidos se transforman en objetos molestos, madrigueras de polvo y óxido que estorban por doquier. Cuanto más grande la copa, más estorbará. Los peores trofeos son, en mi opinión, los de grotescas proporciones. Recuerdo que, una vez, por perder en unas simultáneas -eso sí, el último- me dieron una colosal copa que llevaba tapa y todo. Parecía un premio de Formula 1 y era tan grande que no cabía en posición vertical así que tuve que tirarlo. Otra modalidad de trofeo aborrecible es la típica copilla de 15º clasificado o similar que, aunque pequeña, no tiene razón de ser. ¿Quién quiere una copa de 15º? ¡Ni que fuera un mundial...! Menos mal que hay gente con cordura, como Iván Pérez de Villar, que sólo recoge los premios de primer clasificado (Iván dixit). Yo reconozco que los recojo todos y, si se da el caso, los elimino en privado para no hacer un feo a la organización. No quiero ni pensar qué hacen con los trofeos todos los GM's y MI's que ganan copas a porrillo en los opens. Lo que les importa es el contenido del sobre, ¿verdad? y no dudan en contar los billetes ante el concejal del distrito. Pero no todos son así, al menos, el MI Alfonso Jerez -nuestro querido Alf- sí que los guarda y acude a las entregas de premios con una bolsita de plástico. ¡Y es que la experiencia es un grado!
A veces los trofeos adquieren usos alternativos como hacer de pisapapeles o cenicero pero en la mayoría de casos se limitan a existir, a vigilarnos impertérritamente desde alguna estantería.
Afortunadamente, algunos organizadores ya son gatos viejos y tratan de corregir este problema. En algunos torneos del Colón y del Besòs se regalaban jamones y embutidos varios. Esto es muy popular en los torneos de petanca. El problema es que pasado un tiempo ya no queda nada: ni jamón, ni trofeo. Eso le pasó a Jordi Sabater con un Social Besòs y ahora suspira por una copa. Un caso similar ocurrió con Llorenç Maza al que por ganar a un jugador titulado en unas simultáneas le hicieron solemne entrega de una sandía. Según me consta, el Sant Martí ha iniciado su andadura en esta tradición y los premios del Gran Prix o Gran Slam consistirán en regalos aunque no me quedó claro si comestibles o no.
Otra modalidad es el premio cachondo. En el Colón hay -o había- la tradición de regalar una cuchara de madera al jugador del equipo A que menos había puntuado en el por equipos. Rafa Miralles me comentó, incluso, que había participado en un torneo en el que se llenaba una mesa con regalos de todo tipo, uno por participante, y los jugadores iban eligiendo uno de ellos por estricto orden clasificatorio. La gracia era, por supuesto, que a los peor clasificados les correspondían los regalos absurdos o ridículos que nadie quería.
Y vosotros, ¿qué opináis? ¿Trofeo gordo o pequeño, comestible o no, quizá dinero en metálico...? Qué difícil elegir.

5 comentarios:

Jordi Sabater dijo...

Hola catulo felicidades por tu bloggggggggggggg.Pronto tendras competencia,jeje.Como te queremos!

jaquealbellaco dijo...

Los torneos de Fiesta Mayor (AAVV BESOS) o de calle, son torneos a mi entender para promocionar el ajedrez. Los que realmente merecen un premio son todos los jugadores no federados y que participan por vez primera en una competición ajedrecística.

En mi caso, a no ser que exista un nivel alto por parte de los participantes, le resto importancia al puesto en la clasificación y al premio obtenido.

En el caso de que gane algún premio, tengo por costumbre recogerlos, básicamente porque en mi caso lo más normal es no ganar nada.

Mis disculpas a la organización del torneo AAVV BESOS por no ir a recoger el premio.

Anónimo dijo...

Yo siempre iría a recoger un premio aunque quedase el último.

Unknown dijo...

Conmigo no hace falta que te disculpes, Iván, porque este artículo no pretende ser una reprimenda a nadie sino una reflexión jocosa sobre los trofeos en general.
Lo que sí te diré ya que sacas el tema es que en la Asociación de Vecinos quedaron un poco alarmados al ver que no habían acudido todos los premiados y allí estaba el concejal Narváez para entregarlos ante medio barrio. Me preguntaron por ti y me limité a decir que no habías podido acudir y que lo recogería Ariadna en tu nombre (por eso salía ella en las fotos, pillín).
En lo que sí que no estoy de acuerdo contigo es que el torneo fuera de bajo nivel aunque respeto que tú lo creas así. Si lo comparamos con un open oficial pues sí, o con el Social Sant Martí pues también, pero el Social Besòs tuvo una inscripción similar al Social Colón de este año (el de lentas y el de rápidas)y al Social Activo Sant Martí del año pasado. No sé con detalle quién participó en el circuito de rápidas del Diagonal Mar pero creo que el nivel no fue superior al Social Besòs. Con esto no digo que el Social Besòs sea la bomba pero creo que sí es un torneo "social" respetable que llega ya a su XV edición, a cuya entrega de premios venía Narváez in person y que para colmo iba acompañado de una exhibición de ajedrez en tablero gigante. Más cifras: el 100% de los inscritos estaba vinculado de algún modo con el ajedrez federado (federados, futuros federados y exfederados), el torneo se anunció con mucha antelación en internet para dar la opción a cualquiera de jugarlo, y por último: hay muchos jugadores respetables como tú mismo, David Vivancos, Felipe Vera, Eduardo Pariente, Carles Godesard, Jordi Argenté, Sergi González... que han jugado el torneo (muchos de ellos varias veces)y no han podido llevarse el primer premio así que tan fácil no será ;-)
La misión del torneo era popularizar el ajedrez en el barrio y eso se consiguió bastante en la exhibición gigante que tuvo unas 20 personas de público. El social además sirvió para "captar" algún jugador y llevárselo al Sant Martí (en ausencia de club federado en el barrio). O sea, que modestamente creo que se cumplieron bastante bien los objetivos aunque sé que todavía puede hacerse mucho mejor el año que viene (ya sabes que siempre estarás invitado, por nivel y por amistad).

Anónimo dijo...

Precisamente ayer por la mañana hice un donativo de una quincena de copichuela para que el club las recicle si lo cree oportuno. Eso sí, yo empecé por las pequeñas ;-)