Duelo de titanes en la quinta ronda que concluyó con un luchadísimo empate a cinco puntos. En un escenario de ensueño, un hotel de cuatro estrellas con vistas a la playa y un campo de golf, se produjo un enfrentamiento que pudo haber terminado con la victoria de cualquiera de los dos equipos dado que varias fueron las partidas que dieron vuelcos inesperados. Quizá no hubo big chess pero sí emoción.
En el primer tablero, Fontanillas empató sin problemas ante el sueco Tomas Degerhammar, fue un duelo aparente cerrado y maniobrero que tuvo amagos de entrega por parte de Fontanillas pero que acabaron conviertiéndose en un ir y venir de caballos hasta que se firmó el empate.
El tablero 2 también acabó en tablas. Dani Porras tuvo sus chances y luego tuvo que trabajar para el empate. También en tablas concluyó el partidón de Sabater, quien con calidad de más no pudo imponerse en el final debido a la férrea y tenaz resistencia de su adversario. Algúndía Jordi nos tendrá que contar su secreto pues suele ganar calidades en este por equipos...
Beto Moreno no quedó bien ubicado en su encuentro y acabó cediendo el punto a media mañana. Nicolás Lu Lee estaba quedando mejor en su partida "londinense" -quinto tablero- pero un fatal descuido le dejó con calidad de menos y aún así amarró un valioso empate. Nicolás es, de todo el equipo, quien está dedicándole más horas y empeño. Si sigue así le auguro un buen futuro ajedrecístico.
En el sexto tablero, Andrés Rojas tenía su encuentro muy favorable frente al filósofo y escritor Oliver pero, tras rechazar varias ofertas de tablas, acabó perdiendo por tiempo. Se da la curiosa circunstancia que Rojas me gana a mi, yo a Oliver y Oliver a Rojas.
La octava partida fue la decisiva. Poyato podría haber perdido la partida en la fase final pero su rival no atinó con el remate y, vivito y coleando, Fernando Poyato entabló el final de dama vs 2 torres. Quiza se podría haber forzado pero pintaba empate.
En los últimos tableros, el Sant Martí cosechó grandes resultados. Carles Pascual ganó su partida con convicción, demostrando que en su día ganó sociales a mansalva. Lo mismo hizo Javier Ríos quien quedó mejor en la apertura y supo derivar a un final ganador. Fue una partida muy técnica de Javier, más maduro en su ajedrez. En el último tablero, el debutante Carlos Espinosa labró una interesante producción de enroques opuestos que terminó en tablas. Fue unaorgía de ataques y contraataques. Al final, 5 a 5.
Luego hubo comilona santmartinense en Vilanova junto a los del primer equipo. Fue una comida abundante, generosa, opípara... pantagruélica, diría yo. Alguien dijo que las partidas fueron la excusa para quedar y comer... bueno, pues quizá sí. Mi comida consistió en aperitivo de olivas y pan, agua, vino, más vino. De primero, carpaccio de bacalao y de segundo arroz negro, como el mestre Aranda y Nicolás. De postre, un pastel de plátano y un cortado sellaron la jornada. Excelente.
Mañana, podréis ver fotografías del encuentro y de la comida, jeje.
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