Visita a Hostalric

Hoy he visitado Hostalric para ver dónde trabajaré a partir del próximo curso. Tiene murallas y torres medievales por todos sitios, algunas de hasta 33 metros de altura. El núcleo antiguo es bonito, similar a mi pueblo, pero es muy tranquilo, demasiado tranquilo. Sólo se oyen los grillos a pleno sol. A su lado, Vic es una metrópolis.

Hay algunos buenos restaurantes y bares pero esta población de apenas 3000 habitantes adolece de comercios y servicios. No hay cine ni centro comercial. Tampoco hay bolera. Es como uno de esos pueblos del oeste con una sola calle. Afortunadamente, tiene un mercadona bastante completo, farmacia, tienda de veterinaria, un pequeño CAP, centro cívico con mini-mini-bliblioteca. La zona cercana al instituto me supondrá una soberana escalada a pie cada mañana, junto al cementerio, y está plagada de casas chulas pero solitarias, de esas que asaltan de vez en cuando los paramilitares albanokosovares. La mayoría de mis alumnos procederán de las urbanizaciones circundantes. ¿Quillacos? Ya se verá, por ahora me parecen más bien independistas de ambiente rústico. El centro tiene unos 500 alumnos y con suerte seré el único profesor de filosofía. Esto último es muy importante porque me daría el monopolio en bachillerato y me ahorraría reuniones de departamento.

Hay estación de tren con andana cubierta -detalle importante cuando llueve o hace sol- pero en algunos casos, el ferrocarril pasa cada 1 o 2 horas. Chungo. Está a una hora de Barcelona y a unos 20 minutos de Girona. Vivir aquí supone estar aislado de todo si uno no tiene coche, que es mi caso. Teniendo automóvil, la playa está a pocos minutos y poblaciones como Blanes, Tordera o Lloret a un paso.

De ajedrez está fatal. No hay club aunque quizá sea factible crear uno en el centro cívico, controlado en parte por La Caixa. Al lado está el Tordera pero llegar allí en tren es una odisea. A efectos prácticos es lo mismo que jugar en un club de Barcelona. Lógicamente, si vivo allí, mis aportaciones al Sant Martí se reducirán bastante por la distancia. Tendré que consolarme con el ajedrez internauta y el blog, que Ari me pasee en coche por algún open como Banyoles, Canet... o montar mi propio club, aprovechando que como profe del instituto tengo posibilidades de crear cantera. La verdad es que en estos momentos mi futuro es un gran interrogante pero, por ahora, soy del Sant Martí...